EL VIAJE DE IDA

 LA PARTIDA.

13 de septiembre. Miércoles

Itinerario: Madrid-Candasmos.

Pernocta: Candasmos. 41.5035, 0.0666

El día de la partida, salimos con mucha tranquilidad de casa para detenernos a hacer noche  en Candasmos, entre Zaragoza y Lérida, en un aparcamiento junto a una ermita a las afueras de pueblo (41.5035, 0.0666). Un lugar tranquilo y encantador que dispone de una explanada y un pequeño pinar que con su sombra protege del calor, además de tener una fuente donde rellenamos alguna botella de agua. Hay un bar cercano en la piscina y una panadería donde compramos pan para hacernos unos bocadillos en el barco y unos bollos que pudieran alimentarnos en el desayuno del ferry y es que, sinceramente, prefiero gastarme los 5 euros que vale  un café con un bollo por persona en otras cosas.

14 de septiembre. Jueves.

Itinerario: Candasmos-Barcelona

Pernocta: Ferry Barcelona-Civitavechia

A la mañana siguiente y dado que el lugar era tranquilo y fresco y estábamos a la sombra, de agradecer con temperaturas de 27 grados a la sombra, decidimos preparar nuestras mochilas, las que llevaríamos en el ferry con todo lo que necesitáramos para  pasar las 20 horas de navegación que teníamos por delante.

Sobre las 11,30 partimos hacia Barcelona de la que tan solo nos separaban 200 km que hicimos en poco más de dos horas, dirigiéndonos a la colonia Güel donde hay un área para autocaravanas y dos aparcamientos. Habíamos seleccionado el aparcamiento que creímos que disponía de más sobra  para protegernos del calor.

Antes de llegar al aparcamiento, llenamos el depósito de gasoil para, una vez comidos y descansados, dirigirnos sin dilaciones al puerto de Barcelona.

Y llegamos al aparcamiento escogido (41.3623, 2.0295 )  pero nos costó algo aparcar en este lugar ya que había una camper de más de 6 metros que casi no dejaba maniobrar. Tuve que pedirles que se movieran un poco para dejarnos entrar. Curiosamente tenían dos direcciones de twiter donde supongo que relatarían sus aventuras en la camper. No sé si también contarán la anécdota de que aparcan  sin pensar en las maniobras que tengan que hacer los que vengan después, y de que  tuvieron el motor encendido durante diez largos minutos. Supongo que por las baterías. Puedo comprender que necesiten encenderlo. Un poco. Pero ¿diez minutos?. Y tampoco acabo de comprender que ni siquiera pidieran disculpas o al menos avisaran. Claro que eso sería ser consciente de que se molesta y, una vez más lo que voy a decir me suena a “viejuno” pero es que los jóvenes que últimamente han “descubierto” el mundo de las autocaravanas y de las campers, no parecen compartir la “filosofía” de la mayoría de los que los que ya llevamos disfrutando de esta forma de viajaran durante 20 años o más. O quizás me equivoco y forma parte de la cultura general lo de primero  yo, luego yo y siempre…yo. Y siento no poder evitar pensar así o apartar este tipo de reflexiones de mi cabeza.

Dejamos este aparcamiento sobre las 16,30. En un principio pensamos dejar la autocaravana en un aparcamiento de camiones del puerto, acercarnos a las ramblas a comprar hielo y dar un paseo y después,  y sobre las 19 horas  ir ya a la zona de embarque a por la tarjeta y  hacer la cola pertinente, pero cambiamos de opinión y  decidimos ir directamente a las oficinas de Grimaldi.

Y ya a las 17,30 había autocaravanas haciendo cola, así que nos quedamos. Aproveché para preguntar en el bar si tenían hielo y me vendieron una bolsa por la módica cantidad de 3,50 euros. Cara pero nos evitó tener que caminar 2 km de ida y otros tantos de vuelta hasta las ramblas en busca de una bolsa, y además, por una paseo nada atractivo.

Por seguridad, tendríamos que apagar el frigorífico y aunque no revisan que se haga, no queremos tener ningún pensamiento ni ninguna responsabilidad de  que pudiera ocurrir algo. Si se descongelaba, lo único que pasaría es que se habría roto la cadena del frío.


A las 19 horas abrieron unas puertas de pre embarque  y aprovechamos para cenar de forma rápida y poco antes de las 19 empezamos a embarcar. Estábamos de los primeros pero luego, este rápido embarque tendría sus consecuencias en el desembarque. Como siempre, nos meten mucha prisa para entrar y colocarnos y aprovechan el espacio al máximo. Cogimos nuestras mochilas, el cojín de nuestra compañera  Tula y a ella, apagamos frigorífico y centralita  y  dejamos nuestra autocaravana.

Y comenzó un peregrinaje en busca de la salida. Ninguna señal nos orientaba así que varios pasajeros andábamos desperdigados por la bodega tomando varias direcciones hasta que encontramos un empleado que nos indicó. Algo de desorganización y esto “algo” se convertiría en “mucha”.

Como era difícil tomar el ascensor, decidimos no esperar y coger a nuestra peluda y subir andando. De la planta 2 a la 9. Una matada. Ya arriba, el siguiente reto era encontrar nuestro camarote. Otra aventura y sin brújula. Pasillos a un lado, a otro y todos iguales. Para rodar una película de terror. Me recordaba “el resplandor”. Afortunadamente había una empleada que iba dirigiendo a la gente.

Habíamos elegido un camarote exterior, de lo cual nos alegramos ya que invita a quedarse a pasar más tiempo en él y es que con Tula solo podíamos estar en la cubierta exterior que dicho sea de paso, no invitaba mucho a estar.

Tomamos posesión de él pero empezamos a ver que faltaba una manta, papel higiénico, toallas…un poco desastroso. Fui a pedir la manta. La verdad es que el trato del personal fue atento y amable, pero no deberían ocurrir estas cosas, sobre todo nada más embarcar dada mi desorientación porque ni siquiera había memorizado el número de mi camarote y tenía que fiarme de mi memoria espacial para regresar, pero no me falló. Afortunadamente.

A las 23 horas, prevista nuestra partida, subimos a la cubierta para ver como dejábamos atrás las luces de la ciudad para internarnos en el mar. Un grupo de gaviotas, pese a ser noche cerrada, nos acompañaron en nuestra salida aprovechando los peces que parecía remover el barco. Y después, bajamos ya para dormir.

Pronto notamos el traqueteo y movimiento del barco y con él, nos dormimos hasta poco después de las 7,30, como siempre pero dado que no teníamos ninguna prisa, dejamos que la pereza nos venciera hasta pasadas las 8,30.

GRIMALDI.

15 de septiembre. Viernes

Itinerario: Ferry a Civitavechia

Pernocta: área en Civitavechia 42.1053, 11.8186

Pero fue Tula la que notó más, no solo la demora, si no también creo que se sentía extraña, desubicada y alterada por la vibración del barco que sentiría sobre sus patitas,  y es que cuando salíamos con ella a que hiciera pis, descargo en el pasillo, y cuando fui a pedir socorro, para que me facilitaran una fregona, también se hizo caca. Nunca nos había pasado por lo que creo que se debió a que se debía sentir algo descolocada. Reparamos los accidentes y subimos a la cubierta. Luego supimos que debíamos de pedir el “kit de mascotas” que previamente habíamos abonado con nuestro billete. Como no lo pedimos, pese a que mostré su pasaporte, no nos lo dieron.

Y la llevamos a lo que tienen preparado para los perros, una caja metálica, un  rectángulo de 2 metros  por 1 con pedruscos gordos, donde la subimos pero que no la gustó nada. Ni a ella ni a los demás peludos que por allí andaban. Es más yo creo que identifican toda la cubierta exterior como un sitio donde poder orinar ya que lo hizo varias veces sin poder impedirlo. Y me sentí avergonzada por ello. Pero pienso que a la compañía, cuando entrega  las llaves del camarote, debería ofrecer a los dueños el kit para perros y en él, incluir una botella de agua para disolver la orina en la cubierta.  Y este comentario no quiere decir que no agradezca que podamos viajar con nuestras mascotas en el camarote. Es más, sin ser así, no habríamos optado por el ferry ya que Tula es muy vieja  a lo que se añade su cardiopatía, por lo que meterla sola en una jaula no era una opción.

Bajamos después al camarote donde desayunamos unos brik de batido de chocolate con unas pastas que nos supieron a gloria y mi sempiterno kiwi.

Y la mañana la pasamos dormitando, leyendo, subiendo a pasear…hasta que llegó la hora de comer. Nos preparamos unos buenos bocadillos con un preparado de ensalada y un salmorejo con fruta. Un lujo. Y después de nuevo leer, dormitar hasta que a las 19 horas nos invitaron a abandonar los camarotes y subimos a la cubierta a esperar la llamada al desembarque.

Y esto se hizo muy muy pesado. Pasadas las 20 horas, una hora después de abandonar el camarote, vimos como el ferry estaba atracando y no nos habían llamado aun, así que con los demás comenzamos a descender, pero nos impidieron llegar a las bodegas. Fueron llamando verbalmente por número de aparcamiento en la bodega, pero el nuestro no llegaba. Seriamos los últimos. Fuimos viendo como desaparecían todos, menos nosotros, principalmente dueños de autocaravanas. Allí nos reunimos un grupo de españoles, cuatro canarios y otros de distinta procedencia. Una pareja respondió a mi pregunta de dónde pasarían la noche y nos dijeron que en un  aparcamiento del centro. Lo mire en park4night pero no me ofreció garantía de tranquilidad, y menos una noche de viernes, así que seguí con mi plan inicial del área de autocaravanas en Civitavechia y así se lo comunique a otra persona que me lo preguntó y que no llevaba nada previsto.

Hacia las 21.30 decidí activar los datos del smartphone lo que no había hecho antes por miedo a conectarme a la antena del barco y no mis datos, y envié un whatssap al área como ya había hecho antes de salir de casa. Me gusta ser precavida y no tener que estar buscando un lugar para dormir por la noche, en un sitio desconocido y en un país que no es mío en el que además tienen una conducción anárquica. Le dije que aun estábamos en el barco y que cuando saliéramos nos dirigiríamos allí y respondió que cuando llegáramos a la puerta le llamara.

Cerca de las 22 horas por fin nos llamaron. Habían transcurrido 3 horas desde que dejamos nuestro camarote. Cuando descendimos al garaje comprobamos que era un auténtico horno, así que cuando entramos en la autocaravana pudimos ver que casi se habían descongelado lo que llevábamos y en cuanto a alimentos, tuvimos que tirar un trozo de empanada y a lo largo de estos días  iríamos viendo el estado de lo demás (tortilla de patata, un quiche, lechugas, verduras varias, etc.

Y con Angel al volante, tuvimos que salir marcha atrás unos metros para luego ya poder ascender de frente la rampa de salida….y se hizo el aire fresco.

El navegador nos dirigió al área a 8 minutos  (42.1053, 11.8186) y cuando llegamos había una autocaravana española delante de la puerta cerrada. Pensé que sería con el que había hablado en el ferry, pero no, era otro que con el teléfono en mano intentaba contactar con el dueño del área. Le dije que no se preocupara que ya lo hacía yo. Le envié un whatsap al dueño y me dijo que nos abría y que en 10 minutos estaría, como así  fue. Y en la espera, apareció la tercera autocaravana, y esta sí que era la del ferry  quien nos comentó  que el navegador le había llevado por otro sitio. Así que tres autocaravanas en lugar de una.

En el tiempo que nos dijo, vino, tomó nuestros datos y nos cobró la bonita cantidad de 20 euros por vehículo dándonos  una tarjeta que debíamos de pasar mañana para que la puerta se abriera para salir. Y allí nos  juntamos las tres parejas, la mayor, un señor que aparentaba más de 70 años fácilmente y que viajaba con una venezolana de no más de 50, otra que se enteraría en ese momento de que no se podía viajar en la bodega de un barco con el frigorífico a gas encendido y nosotros. Peculiar grupo.

Contactamos con la familia, nos conectamos a la luz, vaciamos mochilas y tratamos de poner todo en orden, tomamos algo de cena y pasadas las 23,30 nos fuimos a dormir. Con tapones en los oídos y es que el área estaba junto a una carretera muy transitada en la que no dejaron de pasar coches, así que por falta de costumbre, decidí taparlos y conseguí dormir muy bien. Pero el área es un vulgar aparcamiento, sin sombra, caro (20 euros solo pernocta y 30 el día) y sin poder vaciar grises o negras porque tenía que abrir el acceso a otro sitio. Solo recomendable para pasar la noche si no se encuentra un sitio mejor.


No hay comentarios:

Publicar un comentario